lunes, 18 de marzo de 2013

Lectura exprés

Hoy estrenamos una nueva modalidad con los grupos de 1º ESO del club de lectura: Lectura exprés y casi, casi, clandestinaUna forma de acercar los álbumes ilustrados que no acostumbran a leer a fin de que puedan no solo disfrutar con sus historias sino también, llegar a otras interpretaciones a través de la imagen.
Por cierto, lo de clandestina es porque para estas reuniones nos encontramos en un despacho que la semana pasada el equipo de biblioteca convertimos en escenario del próximo corto que comenzaremos a grabar mañana con los chavales.
Pero volviendo con el  tema, el libro que inauguró estas reuniones fue uno de los recién llegados a la biblioteca: La niña de rojo, escrito por Aaron Frish e ilustrado por el genial Roberto Innocenti en la editorial Kalandra.
En un principio, me imagino que pensaron:
- Anda, que la profe nos va a leer un cuento de Caperucita Roja, con lo mayores que somos nosotros, que ya vamos al instituto...
Pero a medida que la historia iba tomando forma, se fueron adentrando en ella,  fijándose en los detalles de cada ilustración- tarea ardua, ya que Innocenti, no se toma nada a la ligera- y acompañando a Sofía, a través de esa ciudad convertida en bosque, o más bien en jungla como apuntaba uno de ellos, en la que demasiados obstáculos dificultan el camino.
¿Y qué decir de sus caras cuando llegamos al primer final de la historia?.Uy, que la cosa se pone seria y lo que en un principio parecía un simple cuento para niños no es tal, que aquí, los lobos y los chacales muerden...
"(...)¿Recordáis lo que os dije sobre los cuentos?. Son mágicos. ¿Por qué han de tener entonces un solo final. Si lo preferís, imaginad esto:(...)?
Un suspiro de alivio mientras leemos el final alternativo en el que la policía detiene al lobo antes de que se ponga el sol. Menos mal, caramba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que bonito, me gusta la idea de un final alternativo ya que creo que en las historias contadas ya sea en libros o películas, no siempre nos queda un buen sabor de ojos jajaja por así decirlo. y quisiéramos que hubiera pasado otra cosa.