No conocía el significado del título elegido por Almudena Grandes para su nueva novela hasta que una compañera del instituto me comentó que era uno de esos gestos que se hacían repetir a los niños cuando caía un trozo de pan al suelo.
Otros tiempos en los que ese pequeño acto reflejaba el valor que tenían las cosas en una sociedad empobrecida, que no parece estar tan distante de los tiempos que ahora vivimos, en los que la crisis ha obligado a muchas familias a replantearse su forma de vida.
Esta es una novela coral, desarrollada en un barrio de Madrid en el que se suceden pequeñas y dramáticas historias personales parecidas a las que muchas veces hemos sido testigos impasibles a través del televisor: centros de salud a punto de ser cerrados por la moda de la privatización, desahucios consecuencia de prácticas poco éticas de los bancos, pequeñas tiendas de barrio que tienen que bajar los precios hasta lo irrisorio ante la amenaza del cierre, abuelos que no entienden cómo sus nietos, más preparados, deben seguir sus pasos en la emigración para encontrar un trabajo, niños que pasan hambre en esta Europa tan moderna, tan desarrollada...
A pesar de todo, Los besos en el pan también es una novela optimista con la que podemos soñar que casi siempre hay una salida, que el ser humano es capaz de lo peor pero también de lo mejor, como demuestran esos personajes como Pascual que cede su bar como comedor social por influencia de Sofía, la maestra de Infantil que está harta de ver cómo algunos niños no tienen ni para el bocadillo de media mañana y se acerca el verano..., de Marita, la abogada que pelea todos los casos de desalojo con uñas y dientes, de Jaime, que pese a tener un buen puesto no pierde de vista su barrio para ayudar a ese chaval que dejó el instituto demasiado pronto y necesita operar con decimales para no perder el trabajo que tanto le ha costado conseguir...y más personajes que te tienen con el libro entre las manos y el alma en vilo hasta el final.
Entrevista a la autora en Página 2
