viernes, 19 de noviembre de 2010

Humor poético

 Cando Eduardo Pondal
a unha ventana se asoma,
sal narís, narís, narís,
e a cara de alí a unha hora.

Eduardo Pondal(1835-1917)
Queixumes dos pinos




Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado;

era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
las doce tribus de narices era;

érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.


Francisco Gómez de Quevedo(1580-1645). Soneto a una nariz

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Barrio lejano



Título: Barrio Lejano
Autor: Jiro Taniguchi
Editorial: Ponent Mon(1 tomo)

El protagonista es un arquitecto de 48 años, padre de familia con un trabajo estable al que un trayecto en tren le devuelve de forma fortuita a la ciudad de su infancia. Tras recorrer su ciudad natal y no reconocerla, sus pasos le conducen al lugar en el que está enterrada su madre. Frente a su tumba recuerdará sus últimos años y su propio comportamiento, no demasiado ejemplar. Mientras él está perdido en sus recuerdos, el vuelo de una mariposa parece abrir una frontera invisible. Pierde el conocimiento y al despertar, se encuentra prisionero en el cuerpo de un adolescente: él, a la edad de 14 años. 
A partir de ese momento, tendrá que reconciliar sus conocimientos de adulto con su nueva realidad. Evitar la huída de su padre, prevista para dentro de unos pocos meses, se va a convertir en una obsesión. Durante tres meses, estudiará con nuevos ojos la situación familiar para entender ese hecho del pasado que marcó a su familia de una forma tan dramática. 
El azar le llevará a encontrarse también con antiguos profesores y compañeros de instituto, conocer el amor adolescente, reconocer el cariño de la familia y el poder de la juventud y sobre todo, entender que las cosas, muchas veces, no son tan sencillas como uno  se imagina.
Del mismo autor, también tenemos en la biblioteca otro viaje lleno de nostalgia al pasado : El almanaque de mi padre.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Novedades

El lunes estarán a vuestra disposición estas dos pequeñas joyas sobre el placer de la lectura.

84, Charing Cross Road es la dirección de la tienda de libros antiguos a la que Helene Hanff, la escritora, estuvo escribiendo cartas a lo largo de veinte años para solicitar clásicos de la literatura inglesa en un afán de mejorar su formación.
Cartas que van y vienen desde Estados Unidos a Inglaterra serán testigo de un cambio: lo que comenzaría siendo una simple relación comercial con el librero, acabará por convertirse en una amistad que implicará no solo al resto de los empleados de Marks & Co si no hasta a sus propias familias.

Entre los muchos ejemplares que la autora solicita a la librería se encuentra El lector común, de Virginia Woolf que nos sirve para presentar el siguiente libro.
Se trata de Una lectora nada común de Alan Bennet, cuyo título original -The Uncommon reader - supongo es un guiño al de la escritora inglesa. Un vistazo a la portada ya nos anuncia quién será el personaje principal de esta preciosa historia...
Pero nada nos avisa sobre la fina ironía que se encuentra entre sus páginas, el amor por la lectura que desprende y el respeto hacia un personaje del que nos gustaría creer todo lo que se fabula en el libro.
Si todos los que con sus decisiones pueden alterar el curso de los acontecimientos se transformaran como la protagonista, otro gallo nos cantaría porque tal como dijo el crítico Manuel Rodríguez Rivero a propósito de su publicación:
"Todos los políticos, sean o no ministras o ministros, (...)además de sus esposos o esposas, sus asesores, sus guardaespaldas, los chóferes de sus coches, los directores generales, los guardias civiles que controlan la seguridad de los ministerios, y hasta los mismísimos monarcas y la Royal Family española en pleno, deberían leer Una lectora nada común."
Realmente, es una novela repleta de pasajes para atesorar.Yo me quedo con este:
"Lo que asismismo estaba descubriendo era que un libro llevaba a otro, nuevas puertas se abrían dondequiera que mirase y los días no eran lo bastante largos para leer todo lo que ella quería"

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sin noticias de Sin noticias de Gurb

Este título tan reiterativo viene a cuento porque este libro de Eduardo Mendoza ha estado desaparecido durante todo el pasado curso escolar, tal y como le ocurre a uno de los extraterrestres de los que habla el libro. Y no, no ha tomado la identidad de El viejo que leía novelas de amor o tal vez, de A lagoa das nenas mudas, sino que un alumno de 2º Bach tenía que devolverlo in extremis en junio y al fin nos lo trajo...en octubre.

Bajo la forma de un diario, cuenta la historia de un extraterrestre desesperado por encontrar a su compañero de nave en la Barcelona previa a los Juegos Olímpicos. Tratando de pasar desapercibido en la Tierra, el protagonista juega a la suplantación de identidades adoptando apariencias tan dispares y anacrónicas como la del torero Frascuelo o el Duque de Lerma y no es de estrañar que desentone más que un elefante en una cacharrería.
Se trata de una novela para pasar un buen rato disfrutando de un humor absurdo y surrealista, similar al de El laberinto de las aceitunas o El misterio de la cripta embrujada del mismo autor.
A principios del curso pasado, nos fue solicitada por el profesor de Filosofía y es que existen algunos estudios críticos sobre la novela como el que enlazamos aquí, de un profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
Pero si no queremos buscarle tres pies al gato, podemos simplemente reirnos con descripciones como esta:
"Como la calle dispone de una pendiente pronunciada, el paseo en bicicleta se subdivide en dos partes bien distintas entre sí, a saber: a) bajar, b)subir. La primera parte(bajar) es una gozada; la segunda(subir), una tortura. Por suerte, la bicicleta lleva adosados a ambos lados del manillar sendos frenos. Los frenos, al ser accionados, impiden que la bicicleta adquiera una velocidad creciente o acelerada en la bajada. En la subida, los frenos impiden que la bicicleta vaya hacia atrás."

jueves, 4 de noviembre de 2010

Libros al sol

Desde hace tiempo, es habitual encontrar gente leyendo en la playa mientras toma el sol. Lo que ya no es tan habitual es que esta iniciativa parta de un ayuntamiento, como ocurre con la campaña Bibliomar en Valencia, en funcionamiento desde el 2006 .
Durante los meses de verano, estas pequeñas bibliotecas, ofrecen a los bañistas un refugio donde leer o realizar talleres de temática variada.
El punto de lectura que reproducimos lo hemos encontrado en la playa de la Malvarrosa pero no es el único. Otras dos playas de la capital comparten este proyecto.

lunes, 25 de octubre de 2010

Al alcance de la mano

¿Qué harías si todo lo que escribieses sobre un pedazo de papel se hiciera realidad?. Eso es lo que le sucede a la protagonista de Poderosa, la novela del escritor brasileño Sérgio Klein.
El día en que el profesor de Historia del instituto encarga a Joana y a sus compañeras un trabajo sobre la heroína Juana de Arco, se abre la caja de los truenos. Molesta por el trabajo de "copia y pega" de una de sus compañeras de equipo, Joana inventa una biografía "alternativa" que, en un principio, le va a hacer merecedora de un cero. Ese mismo día, las noticias cuentan algo sorprendente que hará que su profesor y el resto del instituto cambien de opinión.
Y si la historia puede transformarse, ¿por qué no la crisis matrimonial de sus padres, la rivalidad con una compañera de clase, la enfermedad de su abuela...?. Joana tiene un plan y se siente poderosa.

miércoles, 13 de octubre de 2010


Parece que por fín, en el plazo de unas pocas horas, se va a poner fin al suplicio que llevan padeciendo los 33 mineros chilenos y sus familias desde comienzos de agosto. En Canto General del poeta Pablo Neruda encontramos unos versos dedicados a un minero boliviano que hoy colgamos para celebrar los próximos reencuentros.


IX. José Cruz Achachalla.

Sí, Señor, José Cruz Achachalla,
de la Sierra de Granito, al sur de Oruro.
Pues allí debe vivir aún
mi madre Rosalía:
a unos señores trabaja,
lavándoles, pues, la ropa.
Hambre pasábamos, capitán,
y con una varilla golpeaban
a mi madre todos los días.
Por eso me hice minero.
Me escapé por las grandes sierras,
una hojita de coca, señor,
unas ramas sobre la cabeza
y andar, andar, andar. Los buitres
me perseguían desde el cielo,
y pensaba:son mejores
que los señores blancos de Oruro,
y así anduve hasta el territorio
de las minas.

Hace ya
cuarenta años,era yo entonces
un niño hambriento. Los mineros
me recogieron. Fui aprendiz
y en las oscuras galerías,
uña por uña contra la tierra
recogí el estaño escondido.

No sé adónde ni para qué
salen los lingotes plateados:
vivímos mal, las casas rotas,
y el hambre, otra vez, señor,
y cuando
nos reunímos, capitán,
para un peso más de salario,
el viento rojo, el palo, el fuego,
la policía nos golpeaba,
y aquí estoy, pues, capitán,
despedido de los trabajos,
dígame dónde me voy,
nadie me conoce en Oruro,
estoy viejo como las piedras,
ya no puedo cruzar los montes,
qué voy a hacer por los caminos,
aquí mismo me quedo ahora,
que me entierren en el estaño,
sólo es estaño me conoce.
José Cruz Achachalla, sí,
no sigas moviendo los pies,
hasta aquí llegaste, hasta aquí,
Achachalla, hasta aquí llegaste.