domingo, 26 de abril de 2015

La pequeña comunista que no sonreía nunca




Con este momento, que catapultó a Nadia Comaneci como mejor gimnasta en las Olimpiadas de Montreal de 1976 comienza el libro de Lola Lafon. Primera gimnasta que conseguía un 10 -que los marcadores de la época fueron incapaces de mostrar- sustituido por un 1,0 para confusión de los asistentes que habían contemplado como esa niña de cuerpo frágil y tan solo 14 años, cambiaba la concepción de la gimnasia femenina y ponía a su país, Rumanía, en el candelero.

La novela se plantea como una reconstrucción de la posible vida de la gimnasta desde su encuentro con el entrenador Béla Karolyi, siendo apenas una niña, hasta que huye de su país a finales de los 80. 
Aunque a lo largo del libro aparecen pasajes de conversaciones entre la propia autora y la protagonista, estos no son más que una  ficción ya que el encuentro nunca se produjo y de esta forma, Lola Lafon concibe una historia a partir de entrevistas concedidas por la propia Nadia, por sus contemporáneos y  sus propias vivencias en Rumanía durante  la dictadura de Nicolae Ceausescu.
A pesar de que la escritora advierte que no es una biografía al uso, resulta interesante leer sus reflexiones sobre el uso de los deportistas como elementos identificativos, ya sea de un gobierno, ya sea de una marca publicitaria, la extrema disciplina a la que deben someterse las niñas, su desesperación cuando su cuerpo comienza a dejar atrás la infancia, la situación de Rumanía en plena dictadura, cuya especial opresión a las mujeres les impide abortar y establece por decreto un número ideal de cinco hijos... y más aspectos que hacen de esta novela una lectura muy recomendable.

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