Hoy se conmemora el aniversario de la muerte de Ana Frank, la adolescente que escribió un diario sobrecogedor sobre el tiempo que pasó escondida, junto con su familia y otros judios en un habitáculo de una casa en Amsterdam en plena ocupación nazi. El libro es ya un clásico de la literatura, especialmente con esa carga testimonial que conlleva y de él se han realizado adaptaciones cinematográficas, teatrales, musicales...La última interpretación de la historia viene en formato de novela gráfica, a cargo del escritor Sid Jacobson y el ilustrador Ernest Colon que trabajaron a partir del material de la Casa Museo de Ana en la ciudad holandesa.
¿Qué es lo que aporta esta visión? Especialmente, acercar el contexto histórico a los lectores más jóvenes. Desde las primeras páginas los autores se encargan de establecer un paralelismo entre el devenir de la familia de Ana, desde sus inicios en Alemania, y el ascenso político del nacionalsocialismo. Asimismo, los lectores pueden saber cómo llegó el libro hasta nuestros días y qué pasó con la familia de Ana una vez que fueron apresados.
Puede resultar de interés para aquellos que tengan cierta pereza a la hora de leerse la biografia original- de la que tenemos en la biblioteca versiones en inglés y gallego- y desconozcan qué sucedió en ese tiempo pero, en mi opinión, las ilustraciones no son demasiado atractivas y siempre resulta más interesante conocer los hechos de boca de sus protagonistas. Si en este caso tenemos la oportunidad ¿ por qué desperdiciarla?
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